miércoles, 14 de diciembre de 2016

Casi siempre en los trabajos de lengua nos han mandado leer un libro y luego contestar a una serie de preguntas, pero para este trabajo nos hemos tenido que meter un poco en el papel de escritores y escritoras. Ahora leeréis los dos trabajos: el relato breve y la entrevista.

En el relato breve nos han puesto una sola condición: tenemos que hacer el relato de setenta palabras exactas, ni una mas ni una menos. Así que por eso ha sido un poco mas difícil. Aquí os dejo la mía, espero que os guste.

EL MISTERIO DE LOS CALCETINES PERDIDOS


En el fondo de la lavadora viven unos seres diminutos que se dedican simplemente a robarnos casi todos los calcetines que tenemos. También encogen los jerséis, e incluso los tiñen a su gusto Esto lo hacen donde nadie cree en la magia.
Todos de pequeños creemos en la magia, pero cuando crecemos nos convertimos en adultos que intentan que sus hijos crean en lo que algún día ellos creyeron.
FIN

Resultado de imagen de calcetines desparejados

ENTREVISTANDO A JOSÉ MARÍA NUÑEZ
Hoy vamos a entrevistar a José María Nuñez, personaje entrañable, vecino de Quintanarubias , un pueblo Soriano. Él nació en el año 1942, en la posguerra.

T.O - Hola José María, ¿que tal está?

J.N - Muy buenas tardes. Pues aquí...  

T.O - Queríamos hacerle una serie de preguntas.

J.N - Pues a ver, ¿cuál es la primera? - Dice entre risas- 

T.O - Cuéntenos un poco cómo era la vida cuando eras pequeño.

J.N - Pues mira, cuando yo era pequeño las cosas no eran tan fáciles como ahora y esos cacharros no existían - Dice señalando al móvil con el que grabo sus respuestas. - Todos nos levantábamos en cuanto salía el sol a trabajar las tierras, y los días calurosos de verano eran los mejores para recoger el trigo, aunque hiciera un calor abrasador, porque el sol salia pronto y se iba tarde.

T.O - Y, ¿recuerda algún pasaje de cuando era pequeño?

J.N - ¿Que si recuerdo?, ¡ui maja!, hay cosas en la vida  que ni un viejo como yo olvida - Dice esta vez riéndose mas que en la anterior- Cuando yo tenía siete años, era muy movido, y no me paraba quieto ni un segundo. 
Un día de invierno, salí de casa para dar una vuelta por el pueblo, y pasé por la fuente del pueblo, que como habitualmente en invierno, estaba helada. Pero parecía que la capa de hielo era mas gorda que de costumbre, y decidí subirme a "patinar" claro, lo digo así porque en esos tiempos los pobres solo teníamos un par de alpargatas. 
Entonces el hielo se empezó a romper y me caí dentro de el agua congelada. Pero lo peor no fue eso, porque cuando intente salir, no encontraba el agujero. 
Finalmente le di un golpe con la cabeza al hielo y conseguí salir. Luego, me daba miedo ir a casa, por la bronca que me iban a echar mis padres, entonces me fui a casa de mi tía Lucrecia y ella me dio una naranja y me dejo quedarme en su casa hasta que casi me sequé.

T.O - ¡Madre mía! no me imaginaba que en un pueblo tan pequeño pasaran cosas de película.

J.N - Hombre,pero no creas que era así el día a día...

T.O - Bueno pues muchas gracias por prestarnos atención, ha sido un placer 

J.N - El placer ha sido mio - dice tentándome a mano.- 

José María es muy abuelo, que me ha ayudado a hacer este trabajo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario